El fundador de Ring, Jamie Siminoff, ha vuelto a ponerse al frente de la empresa de videoporteros de vigilancia, y con él ha regresado el enfoque de «la vigilancia ante todo, la privacidad después» que convirtió a Ring en uno de los dispositivos tecnológicos más criticados. La empresa no solo está reintroduciendo nuevas versiones de antiguas funciones que permitirían a la policía solicitar imágenes directamente a los usuarios de Ring, sino que también está introduciendo una nueva función que permitiría a la policía solicitar acceso en directo a los dispositivos de seguridad domésticos de los ciudadanos.
Este es un paso muy negativo para Ring y para el público en general.
Ring está revirtiendo muchas de las reformas que ha realizado en los últimos años al facilitar el acceso de la policía a las imágenes de millones de hogares en los Estados Unidos. Esto supone una grave amenaza para las libertades civiles en los Estados Unidos.
Después de todo, la policía ha utilizado las imágenes de Ring para espiar a manifestantes y ha obtenido imágenes sin orden judicial ni consentimiento del usuario. Es fácil imaginar que los agentes del orden utilizarán su renovado acceso a la información de Ring para encontrar a personas que han abortado o para localizar a personas con fines de control migratorio.
Siminoff ha anunciado en un memorándum al que ha tenido acceso Business Insider que la empresa se reinventará desde cero para dar prioridad a la IA, sea lo que sea que eso signifique para una cámara de seguridad doméstica que permite ver quién llama al timbre. Tememos que esto pueda suponer la introducción del análisis de vídeo o el reconocimiento facial en un dispositivo de vigilancia que ya es problemático.
También se ha informado de que los empleados de Ring tendrán que demostrar que usan la IA para poder ascender.
Para no quedarse atrás con nuevas características negativas, también planean dar marcha atrás en algunas de las reformas necesarias que Ring ha llevado a cabo: concretamente, la asociación con Axon para crear una nueva herramienta que permitiría a la policía solicitar las imágenes de Ring directamente a los usuarios, y también permitiría a estos últimos dar su consentimiento para que la policía retransmitiera en directo desde su dispositivo.
Después de años de servir como los ojos y los oídos de la policía, la empresa se vio obligada por la presión pública a realizar una serie de cambios necesarios. Introdujeron el cifrado de extremo a extremo, pusieron fin a sus asociaciones formales con la policía, que eran un campo minado ético, y eliminaron su herramienta que facilitaba las solicitudes policiales de imágenes directamente a los clientes. Ahora están volviendo a ser una herramienta de vigilancia masiva.
¿Por qué ahora? Es difícil creer que la empresa esté traicionando la confianza de sus millones de clientes en nombre de la «seguridad» cuando los delitos violentos en Estados Unidos están alcanzando niveles casi históricos. Probablemente no se trate de sus clientes: la FTC tuvo que obligar a Ring a tomarse en serio la privacidad de sus usuarios.
No, lo más probable es que Ring quiera sacar provecho de la creciente ola de tecnocromatismo, es decir, el autoritarismo apoyado por la tecnología de vigilancia. Demasiadas empresas tecnológicas quieren beneficiarse de la reducción de nuestras libertades. Google también ha puesto fin recientemente a un antiguo compromiso ético que le prohibía obtener beneficios de la vigilancia y la guerra. Las empresas están cerrando contratos millonarios vendiendo sus productos al sector de la defensa o a la policía.
Qué vergüenza, Ring.